miércoles, 29 de diciembre de 2010

Celebrar el fin de año es una Ley


Este viernes es la ultima noche del año. Desde la tradición, los humanos occidentales la celebramos en grande, aunque unos mas que otros. Según el apetito por celebrarla, o los bolsillos de cada uno. Si nos ponemos a pensar, sí es una noche más, y la mañana siguiente otro día como el anterior donde seguramente saldrá el sol y anochecerá. Sin embargo, en mi opinión debemos tratar la última noche del año con gran cariño, de un modo especial, ya que se trata de un cierre, del final de un año de tu vida, del principio de otro, de como medimos nuestro paso por este mundo.

Primer ingrediente: BRILLAR. Es la noche en la que debemos estar radiantes, y cuando digo radiantes, me refiero al sentido literal de la palabra; tenemos que brillar. Por lo tanto aun estamos a tiempo de salir a comprar sea lo que sea, una cinta con lentejuelas, una pajarita dorada, un colorete con virutas de oro como el de la firma Guerlain... o bien, para los mas pícaros, un conjunto de ropa interior con perlas o brillantes, a lo modelo de victoria's secret, olvidate del rojo tradicional y atrevete con el lujo dorado.

A continuación, VÍSTETE con moderación, no debemos caer en el barroquismo, aunque las joyas imperiales y los volúmenes estén de moda, debemos ser fieles al menos es más. Ya que para brillar estarán los complementos mencionados. Por lo tanto, escoge un vestido, o un conjunto mono color, el negro azabache es un clásico infalible, sin embargo, este año una gran elección también son los pasteles, los tonos nude, que se ciñen a tu cuerpo como si de una segunda piel se tratara, dando un efecto increíblemente sexy y a la vez angelical. Y una vez más, olvidate del rojo, a no ser que tengas la suerte de poseer un Valentino y estar invitada en Via Venetto esa noche. 

Olivia Palermo, vestida de Givenchy, elegancia y glamour


En tercer lugar, escoge un CHAMPÁN para brindar, y no solo para el brindis de las 12 campanadas, sino que vas a beber champán desde el aperitivo hasta las 00.30 aproximadamente, cuando empezarán los cócteles y el apreciado gintónic. Soy una fan incondicional del champán, concretamente del Veuve Clicquot, verde con etiqueta naranja, un clásico en la mesa de fin de año de mis padres, es por eso que este año voy a cenar con ellos porqué si no bebo Veuve Clicquot, el año no me resulta tan positivo. Sí, soy una catalana traidora, ya que no brindo con cava, pero la suavidad del champan en el paladar no es la misma que el de las burbujas Freixenet, o el brillante Codorniu, sin embargo, para gustos colores, claro está. 

La bebida imprescindible


Llega el momento de SALIR, si es que la fiesta no continua en el mismo lugar donde has cenado... llama a un taxi por favor!!! ni se te ocurra conducir! Mal pie sería empezar el año con menos puntos en el carnet, o en mi caso, sin carnet... no gracias. Y sea cual sea el destino de esa noche, procura no enfadarte, pasarlo en grande, porqué, por mucho que nos empeñemos a decir que se trata de una noche más, de una fiesta más, siempre la recordamos, siempre sabemos qué hicimos el fin de año pasado o el anterior. Sal con tacones gigantes y , no te lleves unas cutres bailarinas de recambio, lo que debes hacer es beber más y así desaparece el dolor de pies, pero nunca bajarte de tus tacones, ¿ a caso no ves lo que te favorecen?

Me olvidaba de algo realmente importante: los DESEOS para el 2011, intenta ser realista, y acompañar tus deseos con voluntad propia para que se te cumplan, aunque estoy segura, como es también mi caso, que habrá algún deseo inalcanzable que también pediremos y seguramente será el que más queremos que se cumpla, casi siempre relacionados con el amor. Pero ¿ Qué seria del fin de año sin un poco de idealismo y romanticismo?

Finalmente, solo me queda desearos un Feliz 2011, y dicho en mi nuevo dialecto del catalán: FALIÇ DOS MIL ONÇA!

Con mucho amor,

Maria Antonieta

jueves, 9 de diciembre de 2010

Diario de una auténtica acatarrada


Seguramente todos tenemos sitios donde vamos a pensar, donde decimos que vamos a reflexionar sobre las cosas que nos rodean, los problemas que tenemos, de donde venimos, hacia donde vamos... tipo el cuadro romántico que todos conocemos de “ el caminante sobre el mar de nubes” delante de un mar nuboso. En estos lugares, para nosotros idílicos, acostumbran a estar presentes elementos en común: sea mar o montaña siempre hay viento, ese viento que te desprende de todo mal humor y te limpia el rostro de tal manera que de repente te crees mas guapa, luego también suele ser un lugar muy bonito con unas vistas dignas del mejor paisajismo.


El caminante sobre el mar de nubes ( 1817-1818), Gaspar Friedrich


Yo suelo ir a mi lugar favorito en el mundo cuando tengo tiempo y creo que es el momento. Escogí un sitio marítimo de la costa catalana, concretamente en el Baix Empordà. No por ser la típica niña pija con casa de veraneo en la costa, sino por las circunstancias que me llevaron a conocer mi lugar en la tierra. Por ese entonces, yo estaba enamorada, muy enamorada... solía pasear con mi amor por esos parajes tan espectaculares y hablábamos hasta que anochecía y si la llamada de nuestros instintos no llegaba, continuábamos hablando hasta el amanecer.

Es paradójico y estúpido, cuando vas a estos lugares repletos de tanta energía positiva, a llorar, a gritar lo infeliz que eres en algún momento. En mi opinión, creo que deberíamos prohibirnos a nosotros mismos ir a nuestros sitios favoritos cuando el desamor nos llama a la puerta, ya que entonces dejamos de tenerle el aprecio que le teníamos, porque la próxima vez no querremos subir debido a la energía negativa que le habremos dejado. Suerte tenemos del viento, que nos limpia el lugar, sin embargo, no nuestra memoria.

Yo sigo subiendo a l'Empordà, e intento peregrinar cada vez a mi punto de reflexión, ya que nunca he ido cuando estaba deprimida, para eso esta el sofá de tu casa o la desgraciada bicicleta estática del gimnasio. Soy persona de mil paranoias, aún así pienso, y me aferro a que aún me queda algo de cordura, y por lo tanto de racionalismo y sensatez.

Hoy, es uno de esos días en los que cogería mi fiel cuatro ruedas y subiría al far de Sant Sebastià, pero no voy a ir, ya que lo dejaría de color gris e inundado de lágrimas saladas. Por lo tanto, voy a seguir aquí, delante de mi ordenador, que ya de por si es gris, con esta terapia tan estupenda que es escribir, y diciendos a vosotros, que, por favor, cuidad y respetad vuestros sitios favoritos en el mundo, no vayáis con depresión, siempre con una sonrisa, devolviéndole la alegría y el bienestar que él siempre os ha transmitido.


Far de Sant Sebastià, Llafranc.

la terraza dónde suelo pensar

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El escote y sus versiones


Se dice que el escote es la gran arma de seducción de una mujer. Para poder lucir un buen escote la industria de la moda ha ido creando a lo largo de la historia distintos tipos de este. Desde el escote en pico hasta el provocador palabra de honor que deja los hombros al desnudo. Es obvio que las mujeres tenemos un arsenal entero a la hora de escoger qué tipo de escote vamos a lucir, sin embargo hay que tener en cuenta en qué situación vamos a usarlo y cual es el que mejor nos sienta.

En este punto quería una servidora llegar. Si tienes la gran suerte de tener el busto de Scarlett Johansson o los senos perfectos de Elsa Pataki, entonces claro está que debes lucir escote si seducir es tu intención, sin embargo, si has nacido con los pechos a lo modelo-decadente tipo Kate Moss, como es mi caso, es cuando aconsejo potenciar otra parte de tu cuerpo y hacerlo tu nuevo punto de mira.

Scarlett luciendo escote de Mango

Mi arma indudablemente es la espalda, el camino que parte de la nuca y se desliza hasta la intuición del trasero, es el sendero de seducción, a mi parecer, mas sexy y femenino que existe. Hace días que voy en busca y captura de un vestido o camiseta que muestre la espalda, no de un modo sutil donde se descubran los hombros, sino un gran escote de espalda, porque, a diferencia del escote delantero donde si es muy grande puede llegar a ser ordinario, en la espalda puedes exagerarlo más, ser atrevida sin pasarte del límite lumbar.



Nicole Kidman, fan de su espalda


 
Las noches de fiesta, los días señalados, una boda, fin de año... estas fechas son ideales para poner en escenario nuestro escote, ya sea el delantero o el trasero, con un vestido o con una camiseta, sea como sea vamos a sacar a flote nuestra sensualidad, una palabra que adoro, ya que es un mix entre ser sexy y ser elegante, el antónimo a la ordinariez, y ¿Cómo conseguirlo? Vistiendo inspirándote en la intuición de lo que hay debajo de la tela. Un claro ejemplo de lo que trato de explicar es la ropa de baño. El biquini deja mas cuerpo al descubierto y puede ser precioso, aun así, me considero una acérrima defensora del traje de baño, y no precisamente del que uso en mis clases de aquagym, al contrario, en mi mente dibujo un bañador blanco de TCN el cual cubre todo el torso pero deja los hombros y la espalda a la vista. Perfectos para las tardes de verano en la orilla del mar, con pamela incluida.


bañador de TCN, verano 2011

Las mujeres de hoy tenemos la suerte de estar liberadas de toda obligación social de vestir de un modo u otro, ya no pertenecemos a la corte de Luis XIV, dónde había un decreto que contenía como debía vestir toda cortesana si no quería ser juzgada por medio Versalles, por lo tanto, voy a seguir buscando mi escote de espalda para una noche de fin de año llena de esta sensualidad que tanto buscamos, pero siempre teniendo en mente la estrecha linea que hay entre lo sexy y lo vulgar.





impecable vestido de D&G

lunes, 22 de noviembre de 2010

Don't stop the party, not yet.

La noche es momento de diversión. Cuando eres joven, sueles salir de fiesta, beber, fumar y echar unas risas con tus amigos, momentos en los que te crees en el punto mas feliz de tu vida, cuando empiezas a abrazar a todo quien te rodea, esos momentos reconozcamos que son geniales. El problema llega cuando pasas a abrazar a desconocidos e incluso a objetos inanimados, tipo perchero, columna, farola... Aquí empieza la perdición.

Fiestas paganas llenas de vanidad y desenfreno, aquellas en las que si entrara nuestro abuelo, seguramente nos desheredaría. En realidad yo soy una aficionada de los fiestones, nunca he acudido a una fiesta privada a todo lujo en las que sólo puedes acceder mediante una llave que previamente te han enviado bajo el nombre de “ top secret”, y donde se requieren máscaras para proteger la identidad de los invitados con el fin de que estos se dejen llevar por los placeres que la noche les ofrece, sin consecuencias.


fotograma de la película "eyes wide shut" de stanley Kubrick


 
Sí, estoy describiendo una fiesta típica de los jóvenes del Upper East side de Nueva York, para ser mas concretos, las que aparecen en la serie Gossip Girl. Era fácil de adivinar y más cuando la gente que me conoce sabe que Cosmpolitan tv es mi religión matutina, después de echar un vistazo als matins de tv3. Entre sorbo y sorbo de café sueño en estar allí con los protagonistas de la serie, vistiendo los increíbles trajes de los mejores diseñadores de la palestra internacional ( Gucci, Prada, Dior, Chanel...) sin embargo, cuando bajo de las nubes neoyorquinas y recuerdo mis salidas nocturnas con amigos, me doy cuenta de lo poco que envidio a Serena van der Woodsen ( protagonista de Gossip Girl), ya que no hay semana sin gintónic, ni fin de semana sin fiesta.

La protagonista de Gossip Girl preparada para ir al ballet.

 
Estamos de acuerdo en que el alcohol quema neuronas, el tabaco obstruye las arterias y los tacones destrozan los pies. Pero también somos conscientes de lo sano que es bailar y lo riquísimas que están las croquetas para desayunar después de trasnochar. Sí, es cierto que tengo 23 años, que mi época universitaria terminó, pero sigo creyendo en la juventud eterna y en la diversión como base de la felicidad y clave del triunfo. Eso sí, con cabeza y sobre todo, añadid siempre el descanso entre fiesta y fiesta, y a ser posible una dieta detox y una buena sesión de aquagym.


momento aquagym



 

domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Abrigo o carta de presentación?

Estamos entrando en la temporada del abrigo, momento en el que salimos a la calle cubriendo prácticamente todo nuestro cuerpo con tan sólo una prenda. El abrigo. ¡De cuantos apuros me habrá salvado! Cuando estás todo el día en casa con tus atuendos solo aptos para ser utilizados entre tus queridas cuatro paredes y de golpe tienes que salir a comprar sal, jabón o sencillamente a pasear al perro. Es entonces cuando agradeces tener un abrigo gigante que no solo te protege del frío sino también de la burla y el ridículo.


Con pelo: izquierda chanel, derecha Loewe

El abrigo es sinónimo de protección, pero también de misterio, ¿ qué esconderá ? te preguntas cuando estás por ejemplo en la cola de una discoteca y por debajo de los abrigos femeninos asoman estilizadas piernas que terminan con stilettos dorados, ¿ será el vestido también dorado a lo burbuja Freixenet? O esa sensación que tenemos cuando somos nosotros los que nos quitamos poco a poco el abrigo y mostramos lo que hay debajo, con cierto rubor, bajo la atenta mirada de los presentes. Es todo un ritual.
sorprendentes, Versace.

Esta prenda también dice mucho de las personas, hay gente que parece estar en el invierno eterno, parece que siempre lleven ese abrigo como si de una máscara se tratara, para cubrir su verdadera personalidad. En un principio podríamos encontrar a tales individuos misteriosos, incluso atractivos por ser desconocidos, sin embargo, hay casos tan extremos, en los que en un arrebato de impaciencia les desnudaríamos hasta dejarlos en ropa interior. Punto y a parte son esas personas extrovertidas las cuales llevan abrigo sí, ya que no se trata de coger pulmonías, pero ese abrigo es casi transparente, o mejor dicho, es revelador del carácter de su dueño. Es por esto que la industria de la moda hace abrigos para todo tipo de identidades, para los tímidos el negro o el marrón oscuro, de líneas sencillas y sin bordados, para los mas duros el cuero o el abotonado militar, para los divertidos Custo o Desigual se encargarán, y así un abrigo para cada uno de nosotros, hasta llegar a las personalidades transgresoras, aquellas que invierten en apuestas arriesgadas, que ya en su momento decidieron comprarse un híbrido en vez de un gasolina, o irse de viaje a Tailandia cuando todo el mundo visitaba el Caribe, la moda también piensa en ellos y la capa podría ser su elección, una prenda que protege con elegancia y distinción.

Negro y con clase: Lanvin

La distinción, algo que muchos buscamos y solo algunos reconocemos, ser distintos, aceptar que no nos gusta la normalidad. Mas tarde salgo a la calle y observo a la gente, ¿ habrán pensado en su forma de ser a la hora de comprarse su abrigo? Seguramente la única capaz de hacerlo es una freaky como yo, sin embargo, observo a una chica con un abrigo negro y lleva puesta una capucha, cuando se cruza conmigo, justo en ese momento, baja la cabeza, ¿ será tímida? Son sólo intuiciones mías.


La capa, preciosa y distinta, de Martin Bergström

domingo, 7 de noviembre de 2010

Abemus Papam en zapatitos rojos

Hoy Domingo ha sido un dominicus tradicional en el que como buena familia católica nos hemos levantado y hemos asistido a Misa, pero con la diferencia que esta ha sido dada por el Papa Benedicto XVI desde el templo de la Sagrada Familia de Nazaret, en Barcelona.

Una puesta en escena perfecta, con un trabajo de los cuerpos de seguridad impecable y una representación política correcta, han hecho de la celebración de hoy, un acto digno de elogios, exceptuando la fugacidad del papamóbil, la cual me tiene cautivada ya que ha sido una buena demostración de la potencia que tienen los motores Mercedes-Benz, perfectos para los amantes de la velocidad. ¿ será su santidad uno de ellos?



apartad las criaturas que llega el Papamóbil!


Un buen discurso, preparado con gran cautela, ya que se encuentra en la ciudad del mundo dónde más iglesias se han quemado a lo largo de toda su historia, ha sido cuatrilingue, hablando por supuesto en catalán, también en castellano, italiano y latín. Pero algo que me ha parecido innovador ha sido su mención a la belleza. Ha definido el arte y la belleza como contribuyentes al encuentro de Dios. Ha sido para mi una sorpresa, debido a la visión que solemos tener del catolicismo, el cual considera los placeres terrenales como una tentación al pecado. ¿ Estamos ante un Papa con valores materialistas? Si así fuere me parecería perfecto.

Como gran amante de las cosas bellas, del cuidado de nuestra imagen, y del gran sacrificio que esto supone, considero que aceptar la belleza como una especie de camino hacía el encuentro de Dios es un gran acierto. Es obvio que no se trata de hacerse católico a raíz de la compra de unos preciosos zapatos salón de Jimmy Choo, ni de encontrar a Dios mediante la compra compulsiva de revistas de moda repletas de modelos preciosas. Se trata en cambio de algo más sutil, por ejemplo de considerar belleza la majestuosidad de un edificio el cual ha sido diseñado por una persona que tenía tal fe en Dios que le dedicó un templo mundialmente conocido. Entrar en la Sagrada familia o en la plaza de San Pedro del Vaticano, impregnarnos de su belleza y llegar a plantearnos por un momento la fuerza de la fe cristiana que llevó a ciertas personas a pensar tales monumentos, es entonces cuando estoy de acuerdo con Benedicto XVI, la belleza nos puede ayudar a encontrar a Dios, o como mínimo a entender a los que lo encontraron.

Finalmente me quedo como siempre, con el elemento mas absurdo de toda la ceremonia: los zapatos del Papa, unos elegantes mocasines rojos.

belleza

 



domingo, 24 de octubre de 2010

el amor ¿mola?

Ayer por la tarde, sábado anhelado trabajando con mis compañeras en la tienda si no mas bonita, porque necesita una mano de pintura,  mas divertida de toda la Roca Village, en un momento de descanso, entre  polo y polo, una compañera me comentó que podía hablar de amor en mi blog, dijo; hablar de amor le “mola” a la gente.

Pues bien, aquí estoy yo hablando de amor. Sin embargo, estoy segura, que a la gente no es que le guste el amor, como quien se va a comprar su par de zapatos favoritos, no estoy de acuerdo en que el amor si se vendiera, sería un top 10 de ventas. El amor no gusta a la gente, sino que da morbo, es como una película de terror, la cual quieres ver porqué eres un poco masoquista y te gusta pasar miedo, pues este símil lo aplicaría al amor, nos encanta sufrir.
Luego están esas personas que creen tener muy clara la definición de amor y te sueltan la canción de que se trata de una palabra mayor, que estar enamorado es requetefuerte y difícil. No lo dudéis nunca, cuando alguien te está diciendo tal cosa, es que está perdidamente enamorado. Pero ¿Por qué se esconden? Si precisamente el enamoramiento es la fase mas apasionante de todo el drama que es el amor y mientras estás dudando  o luchando por creer que no lo estás, en realidad te estás perdiendo minutos de esta fase que dura un suspiro y poco más. En la tal fase, es cuando conviven el deseo y el amor juntos, es perfecta. Ya no sólo quieres lanzarte a los brazos de esa persona que te invita a volar, sino que además no te importaría presentárselo a tus padres, y no precisamente porque actúen como jueces en la relación, ya que se trata de una condena en la que tú  y solo tú debes juzgarte, sino porque en mi caso, presentar mi amor a mi madre es sinónimo de, “mira mamá que guapos serían mis hijos”, y a mi padre de “ le gustan los coches y tiene un buen trabajo, como tú!”  que se traduce sencilla y llanamente en, es el elegido y mas vale que os guste.

Pero, como bien dijeron alguna vez en una agradable conversación de bar y pasó a la historia de las grandes frases, cuando se trata de  amor nada está escrito, pero de algo estoy segura, siempre llega a todo el mundo, y digo llega, ya que muchas veces he salido a comprarlo y he vuelto a casa sin él, con las manos vacías, ya que el producto no me convencía y del mío habían acabado las existencias, en cambio, cuando he salido a por un pinta labios es cuando lo he encontrado, le he saludado y he tenido la tentación de dejarlo plantado y sentirme una súper mujer independiente y valiente, sin embargo,  ha quedado en simple tentación, ya que si algo tiene este sentimiento es que te rapta el corazón y te anestesia la razón.  
Qué ilusa he sido al intentar escribir sobre amor como si de un bolso de zara se tratara, cuando en realidad es un  exclusivo Birkin de Hermès  edición limitada, de piel de pitón y con lista de espera para conseguirlo, directo de París.

el amor. Birkin de Hermès.


miércoles, 20 de octubre de 2010

Redes sociales

Windows, gran palabra se le fue a ocurrir al señor Bill Gates cuando creó este sistema. Cada vez con mas frecuencia cuando nos levantamos por la mañana abrimos la ventana digital en lugar de la de nuestra habitación. Miramos el correo electrónico y nuestro preciado Facebook con mas atención que cuando abrimos el armario para ver qué nos pondremos o la nevera para preparar un buen desayuno.
En mi caso, esto es preocupante. No es que esté en contra de las grandes redes sociales y de los ventanales que internet te ofrece ni mucho menos, lo que me quita completamente de quicio es el coste de oportunidad. Me explico,  la cantidad de cosas que dejo de hacer, o que tengo que hacer de forma apresurada por culpa de haber estado demasiado tiempo “enchufada” delante de mi ordenador.  Si retrocedemos en el tiempo, observamos la rapidez con la que internet ha evolucionado y se ha colado en nuestras vidas,  ya no solo como un instrumento de búsqueda de información, sino como gran sustitutivo de las relaciones humanas de toda la vida. Las que nos obligan a salir de casa.  
Las redes sociales que me gustan son las que puedo tocar, me gusta poder conversar con un amigo y a la vez compartir con este un café, poderme reír con él y abrazarle si la situación lo requiere. En Facebook, puedo hablarle, verle, e incluso escucharle, pero por suerte aún no lo puedo abrazar.  Por favor señor Zuckerberg  ( creador  de Facebook) no invente nunca la opción “tocar” en su programa, sería la muerte de las relaciones humanas físicas y verdaderas. Sería el principio de muchas enfermedades tanto físicas, por no mover el cuerpo de una silla, como mentales, por las devastadoras consecuencias de convertirnos en seres “enchufados”.  Matrix dejaría de ser una película de ciencia ficción. Por suerte ahora ya tenemos la aplicación de Facebook para móvil, y por lo tanto podemos salir a la calle y seguir conectados. ¿Por suerte o por desgracia? No hay situación más paranormal que estar tomando un café con alguien, es decir, entablar una relación social de toda la vida y tener a esa persona enganchada a su IPhone o BlackBerry.  Si, ha salido de casa, pero lo único que ha cambiado ha sido el cable por la conexión inalámbrica. ¿Nos estamos volviendo locos?
Mark Zuckerberg, creador de facebook y fan de las chanclas de piscina de toda la vida

Es aquí cuando entra la  buena educación de cada uno. Salvando los casos en que el trabajo nos obliga a estar pendientes de internet, creo que es básico hacer un esfuerzo y dejar de un lado la ventana digital  cuando tienes la posibilidad de estar con alguien en directo. Debemos darnos cuenta que  las relaciones en directo enriquecen mucho más. No tenemos que perder de vista que Facebook no es más que la copia de una conversación de bar multitudinaria. Debemos hacer un esfuerzo y pasar a  cultivar los abrazos, los besos, las caricias, y las miradas.
Ahora sí, voy a hacer uso por enésima vez de Facebook para colgar este artículo, ¡menuda contradicción! Eso sí, acto seguido cerraré mi ordenador y le dedicaré tiempo a la ventana de mi habitación, todo el tiempo que internet le ha robado, pobre.
Súper abrazo en el Big Ben

sábado, 16 de octubre de 2010

Like a Virgin

Cuando era pequeña creía que ir a la moda, vestir bien, era ponerse  un vestido de “princesa”, cuanto más largo y brillante mejor. Mi armario tenía un espacio para la ropa de uso diario, y otro pequeño rincón reservado a los disfraces. Para mí, en aquel entonces,  una bolita con gafas de pasta redondas, enfundarme dentro del vestido de Cenicienta, me transformaba automáticamente en ella, de repente mis gafas desaparecían, mi pelo crecía hasta los pies y  unos ficticios zapatos de cristal estaban preparados para una noche de baile.
Ahora bien, ha pasado el tiempo, y en mi armario ya no están estos disfraces.  Sin que nadie nos obligue, producto del paso del tiempo y de la madurez progresiva, muy progresiva, apartamos todos estos sueños y fantasías de nuestras vidas.  Sin embargo, las mujeres mantenemos una viva: El deseo de volver a tener un vestido largo, pomposo y maravilloso para lucir y brillar como una estrella,  ese, es el día de nuestra boda. El problema está cuando los invitados a la fantástica boda, creen tener también el permiso de vestir como príncipes. Cuando el “se ruega etiqueta” se reinterpreta  y pasa a ser “se ruega disfraz”. ¿Por qué negar el haber disfrutado observando la salida de los novios & cia de una iglesia o ayuntamiento? Hombres con trajes color astronauta, niños sujeta-pétalos vestidos de marineros, señoras- botijo metidas dentro de un vestido a presión, o señoras-lámpara, con tocados y pamelas sólo permitidas en bodas Reales.  Y lo más espeluznante es el momento en que los simpáticos padrinos, grandes amigotes del novio, deciden sustituir los pétalos por granos de arroz, lo cual en más de una boda ha terminado con la intervención de los servicios sanitarios, ya sea porque algún fatal grano de arroz ha ido al ojo de alguien, o bien porqué a la novia le ha cogido un ataque de ansiedad fruto del estropicio que provoca el arroz. Por lo tanto, la paella mejor dejarla para celebrar los cumpleaños.
Hoy, paseando por un bonito pueblo costero, me he visto echándome encima restos de pétalos que había en el suelo delante de una iglesia. Me he imaginado ser esa princesa de cuento a la que le ha llegado su día, con unos preciosos zapatos de cristal y un vestido  de Viviene Westwood, como el de Carrie Bradshow en su primer intento de casarse con Mister Big en la película Sexo en Nueva York.  Me he dado cuenta de lo importante que es para una mujer el día de su boda, no sólo porque va a ser la protagonista del videoclip, sino porqué a partir de ese momento en la declaración de la renta va a marcar “casada” y dejar atrás “soltera”. Ya nada volverá a ser como antes. 

En mi armario ahora mismo no hay espacio para un vestido de boda, ya que en su lugar están montones de vestidos de fiesta, esos efímeros disfraces para mis noches de cuento fugaces en las que el palacio es una discoteca, el príncipe un bufón y lo único que se mantiene es la pista de baile. Sin embargo, ya tengo mis zapatos de cristal, esperando conjuntar con un vestido blanco algún día, y preparados también para afrontar los inevitables ataques de los granos de arroz, en la salida de una iglesia, por supuesto.

jueves, 14 de octubre de 2010

Jóvenes promesas

Barcelona, 15.20 de la tarde, restaurante Balthazar , menú diario a 9.80 euros  por cabeza, mi mejor amiga, dos antiguos compañeros de la universidad y yo. Los cuatro politólogos.  Por muy raro que os parezca, ser un politólogo no es un insulto, aunque pueda parecerlo. Hace cinco años,  yo y unos pocos iluminados más coincidimos en la universidad y nos disponíamos a estudiar Ciencias Políticas, cada uno de nosotros, algunos más modestamente, otros de forma totalmente abierta y fruto de nuestra prematura edad, queríamos gobernar el mundo, ser los futuros súper héroes que acabaríamos con las dictaduras, la corrupción e instauraríamos la paz mundial de una vez por todas, en resumen, Obama se inspiró en nosotros cuando elaboró el famoso “yes we can”.

Han pasado cinco años, y poco a poco, cada uno de nosotros hemos ido encontrando nuestro sendero, o el que creemos que es el nuestro. Durante la comida, no dejaba de pensar en el entusiasmo que mantenemos aún por hacer las cosas bien, por mejorar el orden ya establecido, me ha recordado a esas conversaciones que manteníamos entre clase y clase, mientras unos fumaban el cigarrillo, otros mordían el desayuno y  yo hacía ambas cosas.  Siempre había creído que alguno de nosotros llegaría muy lejos, y aún lo sigo creyendo,  no necesariamente el más inteligente, sino el más listo, con la sonrisa más grande de todas y las ganas de comerse el mundo, o mejor dicho, de gobernarlo.
Hoy me siento delante de dos de ellos, un rubio con unas modernísimas gafas Givenchy, el último grito en el mundo de la óptica, y un moreno  sin lentes que dice querer comprarse unas sin cristal, ya que le hemos provocado envidia con nuestras monturas  a lo Woody Allen.  Son jóvenes promesas, están dispuestos a dejarse la piel para hacer de Catalunya un país con una mayor cultura política, quieren prestigar la política catalana,  y yo les respondo que si ellos entran en ella ya habrán conseguido, como mínimo, hacerla más atractiva.
Yo y mi amiga continuamos observando, y de golpe nos vemos devorando nuestro plato y las bravas del centro de la mesa, mientras los dos figurines dicen quedarse sin hambre.  Uno me dice que los nervios le quitan el apetito, y no es por menos, está a punto de conseguir ser el diputado mas joven del Parlament de Catalunya, con tan sólo 24 añitos. El otro, persona admirable el cual me cuenta que estuvo a un paso de perderse y dejar los estudios, es un politólogo especializado en las nuevas redes sociales, nuestro genio en internet y nuevas tecnologías aplicadas al mundo político, un perfecto candidato para estar en mi pódium de triunfadores.

Acabamos de comer y sigo pensando en lo maravilloso que es tener a esas bellísimas personas cerca, las cuales han compartido contigo apuntes y tardes de estudio, y, ahora siguen contando contigo. Nuestro futuro candidato está muy seguro de sí mismo, pero quiere que estemos a su lado, y allí estaremos, porque el mero hecho de saber que nuestro apoyo es útil para él, ya nos hace grandes, nos hace sentirnos un 10% diputados.  Por otro lado, el rubio de gafas molonas, probablemente no sabe que con su cautela, y grandiosidad en las palabras, va a llegar muy lejos.  
Salimos del restaurante, mi amiga y yo caminamos hacia el coche una al lado de la otra y nos planteamos en silencio nuestro futuro, no podemos evitar envidiar el de nuestros compañeros, pero sabemos que el mero hecho de estar esta tarde con ellos, ya nos ha enriquecido, y aprendemos la lección una vez más. Luchar por lo que queremos, pero antes, ir a votar el  28N.

lunes, 11 de octubre de 2010

Yo también soy fan de las salidas de emergencia

La moda está en todas partes. Podemos ser fieles seguidores de tendencias en cuanto a la ropa que nos ponemos, pero al mismo tiempo también tener la casa decorada al último grito o llevar en una mano el I-pad y en la otra el último modelo del  never full de Louis Vuitton. Pero aunque parezca que los pantalones acampanados ya no vayan a volver y vayamos en pitillos el resto de nuestras vidas, vamos poco a poco descubriendo que los simpáticos acampanados siguen allí y volverán a triunfar, si no esta temporada, la que viene.
En cambio, en nuestras vidas, las cosas parecen no cambiar, no renovarse. Me explico. Desde que tengo uso de razón observo que la sociedad es monótona y disciplinada, las reglas del juego son muy sencillas: naces, creces, estudias, juegas a barbies o a pelota, te enamoras y te desenamoras, pero te vuelves a enamorar y entonces es cuando te casas, o bien, si queremos dar un toque moderno solo te juntas con esa persona sin casarte, sin embargo, allí estás, haciendo lo mismo, viviendo con alguien. Luego tienes hijos y aquí se repite la historia. Está claro que parece ser que esto funcione, que la sociedad en la que vivimos hace años y años que así funciona, ya que todo está preparado para que este modus vivendi sea exitoso.
Cuando eres un free rider y no quieres encajar en este patrón, ya que quieres cambiar un poco, hacer de tu vida una nueva tendencia, entonces eres un bicho raro. Alguien que no se ha adaptado como “todos”, un ser extraño que tiene miedo al compromiso, miedo a tener más responsabilidades, miedo atroz a sacrificarse por otra persona, en resumen un egoísta. Sin embargo, aunque yo sea una firme defensora de la familia, que siempre haya soñado  en tener un súper  marido que a la vez sea un súper papá, dos hijos y un perro, no puedo dejar de mirar a esas personas que van por la vía paralela, la tía soltera que nunca se casó, pero en cambio viajó toda su vida, conoció a mil personas y sigue viviendo y siendo feliz, haciendo el papel de abuela, pero sin serlo y pudiendo seguir durmiendo por las noches sin un llanto al que socorrer. Hay gente que se lamenta de esas mujeres que nunca tuvieron hijos, diciendo que es una experiencia que tiene que vivirse, única e insuperable, pero ¿ Por qué no lamentarse también de los pobres casados que nunca pudieron viajar? ¿Las pobres mujeres que tuvieron que dejar de trabajar a los 30 para dedicarse a hacer comidas, meriendas y cenas? No quiero parecer una free rider, ya que de momento parece que no lo soy, que voy  más bien por el camino católico y apostólico que me han marcado, pero sencillamente defiendo este savoir faire alternativo, esta gente  admirable que dice NO voluntariamente a una vida normal, al contrario de lo que piensan muchos, no se trata de una situación obligada, que son muy feos y nadie los quiere, o que son estériles y desgraciados. Son simplemente los hijos rebeldes de una sociedad estricta y disciplinada, pero con puertas de escape escondidas.
E aquí un dilema más por si no tuviésemos suficientes, coger o no la salida de emergencia hacia una vida distinta, esta es la cuestión.  Ahora bien, creo que la clave está en no obsesionarse, en ir viviendo y haciendo lo que a uno mismo le hace feliz,  y así ver cómo va resultando, ya sea siguiendo el estilo clásico que siempre funciona o una nueva tendencia arriesgada pero excitante. Sea como sea, siempre nos quedará el fondo de armario con camisa blanca y vaqueros rectos  si los nuevos colores flúor no nos sientan bien.



mi tía soltera y yo en uno de los muchos viajes


miércoles, 6 de octubre de 2010

Al cuerpo hay que forzarlo!

Cuando llega el otoño, es momento de la vuelta al cole, la vuelta al trabajo, la vuelta al levantarnos pronto y la fantástica vuelta al gimnasio. Cada año decido volver al gimnasio en septiembre, sin embargo, cuando llegan las navidades, no sé por qué motivo de causa mayor, he sustituido el gimnasio por el centro comercial, o por Cosmpolitan TV. Este curso, he decidido poner fin a tal aberración fruto de la más grasienta holgazanería, ¿Cómo? Apuntándome a clases, y por lo tanto, teniendo la obligación de ir. 
Hemos crecido con la ley del castigo, es decir, si en el colegio no hacíamos los deberes, nos ponían falta, si gritábamos a mamá, nos castigaban sin poder ver a Doraemon,  también en la vida de los adultos, con la diferencia que  los bancos cogen el relevo a los padres y profesores con las dichosas hipotecas:  si no la pagas,  te quitan la casa, los muebles, el coche y consecuentemente la respiración. Por lo tanto ¿Qué mejor que contratar a alguien para que te obligue una vez más?
Sin embargo, aquí entra la poca voluntad de la especie humana. Si siempre tenemos una pistola apuntándonos en la nuca con el fin de que hagamos las cosas, lo haremos todo, ya que no querremos que nos disparen, pero nunca podremos decir haber hecho algo  que requiere esfuerzo por nosotros mismos, sin la presión de nadie, a voluntad. Aun así, no toda la culpa es nuestra, vivimos en una sociedad pensada por y para gandules, estamos atados a unas reglas que nos obligan  intrínsecamente a tener poca voluntad, ya que todo es infinitamente fácil; ¿quieres una pizza? Llama por teléfono  ¿perder unos quilos? Cómprate un vibratronic, ni se te ocurra salir al mercado a comprar productos para elaborar tu propia pizza ni mucho menos levantar el trasero, ponerte las bambas y salir a correr. Bienvenidos al progreso, o mas bien a la era “standby”, “salir de casa me sienta mal”,  pero eso sí, a la moda, con un Blu ray y un televisor Sony  bravia de última generación.
Obviamente no se trata de generalizar, conozco personas a las que admiro, que no se rinden nunca,  con un espíritu no sólo luchador, sino triunfador, ya que se proponen retos y los consiguen, eso sí, a base de haber luchado antes contra la pereza y  sacrificado ciertos placeres mundanos que muchos no seríamos capaces de ignorar. Este es mi caso, ¿sacrificar un mes sin comprarme nada para poder ir de viaje el mes siguiente? Negativo, el resultado es comprar y el mes siguiente viajar, y el tercer mes? no salir de casa, este es mi castigo. Y, una vez más este curso he sido fiel a mi ley y me he dado cuenta cuando mi entrenadora de aquagym me ha dicho: “tu me pagas para que yo te putee” y efectivamente así es, ya que una, nunca se va  a “putear “ a sí misma.  

deliciosos placeres momentáneos...

...o  tener un cuerpo de vértigo ( adriana Lima), espectacular.

¿Qué elegís?

sábado, 2 de octubre de 2010

Mocasines rojos

Sábado noche, estoy en casa, ¡sorprendentemente!,  y más aún  para los que me conocen, estoy delante de mi portátil, un sábado a las 10 de la noche! Y no es precisamente para apuntarme  en el último momento a la lista de alguna discoteca, es porque no tengo plan alguno. Tan sólo contemplar mis nuevos mocasines rojos. Me planteo querer un hombre a mi lado, alguien especial para estas noches de soledad.
Mi vida, mi propia historia… se podría comparar con un electrocardiograma; subidas y bajadas, corazón a tope, corazón lento, corazón acomodado, corazón cobarde… y así una línea infinita dibujando una sierra de picos y valles.
Prácticamente desde que descubrí mi adicción a los hombres a los 14 años besando al chico mas guapo del instituto, no he parado nunca de conocer a hombres,  primero fueron “ yogurines”, ¡qué fantásticos ellos!,  con el pelo planchado hacia un lado, los pantalones por debajo del trasero y los polos Ralph Lauren ultra cortos  y con el cuello subido, eran la última tendencia, por no olvidar la mítica sudadera Rams 23 y los calzoncillos Calvin Klein a la vista! Las chicas de mi edad no podemos negar el hecho de haber suspirado en algún momento por estos niñitos encantadores, tan inocentes, tan tiernos! Pero de pronto,  un cambio de aires y una pequeña subida de humos por mi parte, hicieron que los yogurines supieran a caducados y estrené nuevo look con los universitarios. Ese género de hombre me robó el corazón. Para mi eran hombres con carpetas y bolígrafos, ¿su mejor momento? cuando estaban atentos a las palabras del señor decano, y tu desde el otro lado de la clase te los mirabas ajena a todo. Mi mundo estaba dedicado a ellos, los universitarios, a poder ser, altos, guapos y de Barcelona.
Sin embargo, el balance después de cuatro intensos años de carrera ha sido cero, un cero de color morado que te cae encima desde el cielo y te aplasta como el piano de cola al guapo George Clooney en el anuncio de Nespresso, what else? Eso es lo que yo me preguntaba ¿ Qué más después de los universitarios?  La respuesta fue una  jungla llena de depredadores dispuestos a vender sus cuerpos pero no sus almas, fantástico al principio pero trágico al cabo de tantos cuerpos.
El estudio de mi electro-vida-grama, me ha hecho caer en la cuenta de la ausencia de momentos de soledad, soledad positiva, es decir, aprender a estar conmigo misma, notar mi propia compañía. A lo mejor esto es lo que necesito, un sábado noche en casa, rodeada de libros como “el secreto”, “feng shui”, una película feminista y un vibrador en la mesita de noche. O a lo mejor no, ya que creo estar segura de que siempre es mejor la compañía humana, y por lo tanto voy a seguir con la búsqueda de ese alguien que, si no hoy, el día más recóndito,  me hará salir de casa y apartar mis miedos a estar sola, sola con mis mocasines rojos recién comprados.
Fantásticos mocasines de Victor & Rolf,
colección primavera-verano 2011.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Bohemios vs boho-chic


“Érase una vez un chico, un chico muy raro y embrujado, dicen que había llegado de muy lejos por tierra y mar. Tímido, triste pero muy sabio” así empieza una de mis películas preferidas, Moulin Rouge, ambientada en el París del siglo XIX, concretamente en el barrio de Montmartre.  Su protagonista, ese chico dulce pero triste, elegante pero descuidado, que transmite fragilidad y misterio a la vez,  es la perfecta descripción de un Bohemio.   
Prácticamente todo el mundo ha tenido algún amigo al cual lo han etiquetado como “ el bohemio” esa persona de aspecto aparentemente descuidado, al que dice no importarle la estética y las apariencias, que siempre va con una moleskin en el bolsillo y un bolígrafo, o perdón, corrijo, y una pluma, que es más decadente.  Después también tenemos las chicas bohemias, o más bien las que eligen el estilo actualmente llamado “boho-chic”, se trata de aparentar ser una sin techo, con el pelo despeinado, pero en realidad obra de Llongueras, y una vestimenta e indumentaria que recuerda a los gitanos del siglo XIX, una especie de Esmeraldas ( el jorobado de Notre Dame) con la diferencia que los trapos que llevan encima no son made in escombros, sino élboré en France 

Mary kate Olsen, celebrity icono del estilo boho chic

Si retrocedemos en el tiempo y buscamos el origen de los bohemios, nos iremos a las grandes capitales europeas a lo largo del siglo XIX, época de romanticismo, donde gitanos emigrados de Bohemia ( actual Republica Checa) divulgan un movimiento socio- cultural que prima las ideas sobre el aspecto, lo complicado sobre lo práctico, y frecuentan barrios nada glamurosos como es el caso del Montmartre de París, el cual tenía escandalizada a la alta société de esta magna ciudad por concentrar el máximo número de prostitutas, alcohólicos, y como no: bohemios.  Ellos eran artistas, muchos escritores, otros músicos que hicieron historia.

Defienda o no a los bohemios, critique o no a las Boho-chic girls, creo que todos hemos sentido alguna vez el deseo de ponernos en la piel de aquél escritor que no tiene ningún tipo de atadura en la sociedad, sino una máquina de escribir y una musa que le inspira, o más bien dos:  Nicole kidman, la rubia de aspecto frágil, y  la encantadora ciudad de París. Porqué como bien dijo el escritor Romántico Henri Murger,  “la bohème no es posible, sino en París”.

cartel de la película "Moulin Rouge"

Cartel de la nueva película " la Boheme" inspirada en la famosa ópera de Giacomo Puccini

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Dichosas gafas...

Siempre me he considerado un tanto patosa y poco decorosa, siempre había creído que era  debido a mi personalidad non-stop que me impide hacer las cosas “a poc a poc i amb bona lletra”, como diría mi madre. Pero el otro día, después de tropezar en medio de la calle, un amigo me hizo caer en la cuenta que tal vez mi patosidad haya sido debida al hecho de llevar gafas. Me dijo:  “ la montura hace que tengas un punto de visión muerto”, es curioso que nunca hubiese caído en la cuenta, pensar en las  gafas como grandes culpables de mis caídas durante el recreo o subiendo las escaleras con la fatalidad de tropezar en el último peldaño.
Desde siempre ha existido la necesidad de llevar gafas; personas con problemas de visión, sin embargo, no fue hasta la invención de la imprenta  ( siglo XV), y con ella, la divulgación de la lectura, que muchos individuos se dieron cuenta de su falta de visión. Desde los monóculos a las futuristas gafas con la montura al aire, hasta la vuelta a las gafas de pasta a lo Woody Allen, todo un mundo en un complemento que no solo mejora el sentido visual, sino que aporta personalidad y si uno quiere, estilo y actualidad.



Lo más curioso del caso es mi amor/odio hacia ese complemento. Empecé a llevarlas a los 6 años, unas divertidas gafas de pasta redondas de Benetton con un estampado de sopa de letras, muy divertidas,  pero para mí, en ese momento eran el ridículo concentrado en un solo objeto. Más adelante le fui cogiendo el gusto a escoger monturas, y cuando entré en la adolescencia mi madre tenía que frenar mis instintos de elegir la montura más cara de la tienda. ¿Qué le vamos a hacer si a pesar de mi profundo estigmatismo, tengo buen ojo? Unas monturas al aire de Giorgio Armani fueron  mi objeto de devoción, pero eran tan delicadas! Y yo tan bruta! , que duraron un suspiro… hasta que ¡Pum! ¡Fuera gafas!, ¡quiero lentillas!, ¡estoy harta de ir de discotecas y parecer la típica empollona que no deja de estudiar ni en la pista de baile! ¡Estoy harta de ir sin gafas y confundir a mis amigas entre la oscuridad de las salas de fiesta!, y así abandoné mi objeto amor-odiado predilecto. 

Mis monturas al aire de Armani entre 2003 y 2006.
mis gafas de pasta rojas 212 Carolina Herrera del 2002




Hasta que volvió el amor a lo retro, y con ello a las gafas de pasta, Ray-Ban la reina de las monturas de pasta renació y volvió a poner de moda el modelo Wayfarer, y poco a poco reinventándose y aplicando notas de las últimas tendencias, nuevos colores, nuevas medidas… y al fin amé las gafas y el sentido de llevarlas, con ellas veo mejor, y gracias a ellas escribo, leo, observo… y procuro dejar en segundo plano su molesta montura que tantos moratones me ocasionó en su día.

Mi última adquisición, mis gafas masculinas de concha by Polo Ralph Lauren.

Las gafas de sol de mi infancia ( mediados de los 90) podrían ser actuales.

Ray-Ban wayfarer, modelo 2010.

 







martes, 28 de septiembre de 2010

Bienvenue à tout le monde,
Hacía ya tiempo que me estaba planteando  abrir un blog dedicado a la moda, sin embargo, es tal la cantidad de fantásticos blogs ya existentes y tan ricos sus contenidos, que cada vez que me proponía empezar mi propio blog, me desanimaba cuando navegaba un poco por internet. 
Pero afortunadamente hoy ha sido mi día, me he levantado con una idea, crear un blog dedicado a dos temas que amo y a la vez  son perfectamente compatibles: la Historia y la moda.  Mi primera intención es colgar diariamente curiosidades relacionando mis dos grandes pasiones, por ejemplo colgar un vestido de época y buscar un semejante actual, hoy mismo en la página web net-a- porter he encontrado un vestido de D&G sencillo pero a la vez ultra elegante y perfecto, el cual me ha recordado a los looks propios de Oscar Wilde, con un aire romántico pero puro, sencillo pero imponente.






Las genialidades de nuestra historia influyendo al presente, un presente que añade ese toque de actualidad y buen gusto en numerosas ocasiones, como es el caso de este vestido de D&G, el cual me recuerda también a Maria Antonieta paseando por un Versalles  aparentemente brillante pero  en realidad decadente, sin nunca perder la grandiosidad y belleza, como su Reina,  mi musa  e inspiradora de este blog, a ella se lo dedico, por ser tan femenina, por ser tan joven, por ser un icono de ayer y de hoy.