miércoles, 29 de diciembre de 2010

Celebrar el fin de año es una Ley


Este viernes es la ultima noche del año. Desde la tradición, los humanos occidentales la celebramos en grande, aunque unos mas que otros. Según el apetito por celebrarla, o los bolsillos de cada uno. Si nos ponemos a pensar, sí es una noche más, y la mañana siguiente otro día como el anterior donde seguramente saldrá el sol y anochecerá. Sin embargo, en mi opinión debemos tratar la última noche del año con gran cariño, de un modo especial, ya que se trata de un cierre, del final de un año de tu vida, del principio de otro, de como medimos nuestro paso por este mundo.

Primer ingrediente: BRILLAR. Es la noche en la que debemos estar radiantes, y cuando digo radiantes, me refiero al sentido literal de la palabra; tenemos que brillar. Por lo tanto aun estamos a tiempo de salir a comprar sea lo que sea, una cinta con lentejuelas, una pajarita dorada, un colorete con virutas de oro como el de la firma Guerlain... o bien, para los mas pícaros, un conjunto de ropa interior con perlas o brillantes, a lo modelo de victoria's secret, olvidate del rojo tradicional y atrevete con el lujo dorado.

A continuación, VÍSTETE con moderación, no debemos caer en el barroquismo, aunque las joyas imperiales y los volúmenes estén de moda, debemos ser fieles al menos es más. Ya que para brillar estarán los complementos mencionados. Por lo tanto, escoge un vestido, o un conjunto mono color, el negro azabache es un clásico infalible, sin embargo, este año una gran elección también son los pasteles, los tonos nude, que se ciñen a tu cuerpo como si de una segunda piel se tratara, dando un efecto increíblemente sexy y a la vez angelical. Y una vez más, olvidate del rojo, a no ser que tengas la suerte de poseer un Valentino y estar invitada en Via Venetto esa noche. 

Olivia Palermo, vestida de Givenchy, elegancia y glamour


En tercer lugar, escoge un CHAMPÁN para brindar, y no solo para el brindis de las 12 campanadas, sino que vas a beber champán desde el aperitivo hasta las 00.30 aproximadamente, cuando empezarán los cócteles y el apreciado gintónic. Soy una fan incondicional del champán, concretamente del Veuve Clicquot, verde con etiqueta naranja, un clásico en la mesa de fin de año de mis padres, es por eso que este año voy a cenar con ellos porqué si no bebo Veuve Clicquot, el año no me resulta tan positivo. Sí, soy una catalana traidora, ya que no brindo con cava, pero la suavidad del champan en el paladar no es la misma que el de las burbujas Freixenet, o el brillante Codorniu, sin embargo, para gustos colores, claro está. 

La bebida imprescindible


Llega el momento de SALIR, si es que la fiesta no continua en el mismo lugar donde has cenado... llama a un taxi por favor!!! ni se te ocurra conducir! Mal pie sería empezar el año con menos puntos en el carnet, o en mi caso, sin carnet... no gracias. Y sea cual sea el destino de esa noche, procura no enfadarte, pasarlo en grande, porqué, por mucho que nos empeñemos a decir que se trata de una noche más, de una fiesta más, siempre la recordamos, siempre sabemos qué hicimos el fin de año pasado o el anterior. Sal con tacones gigantes y , no te lleves unas cutres bailarinas de recambio, lo que debes hacer es beber más y así desaparece el dolor de pies, pero nunca bajarte de tus tacones, ¿ a caso no ves lo que te favorecen?

Me olvidaba de algo realmente importante: los DESEOS para el 2011, intenta ser realista, y acompañar tus deseos con voluntad propia para que se te cumplan, aunque estoy segura, como es también mi caso, que habrá algún deseo inalcanzable que también pediremos y seguramente será el que más queremos que se cumpla, casi siempre relacionados con el amor. Pero ¿ Qué seria del fin de año sin un poco de idealismo y romanticismo?

Finalmente, solo me queda desearos un Feliz 2011, y dicho en mi nuevo dialecto del catalán: FALIÇ DOS MIL ONÇA!

Con mucho amor,

Maria Antonieta

jueves, 9 de diciembre de 2010

Diario de una auténtica acatarrada


Seguramente todos tenemos sitios donde vamos a pensar, donde decimos que vamos a reflexionar sobre las cosas que nos rodean, los problemas que tenemos, de donde venimos, hacia donde vamos... tipo el cuadro romántico que todos conocemos de “ el caminante sobre el mar de nubes” delante de un mar nuboso. En estos lugares, para nosotros idílicos, acostumbran a estar presentes elementos en común: sea mar o montaña siempre hay viento, ese viento que te desprende de todo mal humor y te limpia el rostro de tal manera que de repente te crees mas guapa, luego también suele ser un lugar muy bonito con unas vistas dignas del mejor paisajismo.


El caminante sobre el mar de nubes ( 1817-1818), Gaspar Friedrich


Yo suelo ir a mi lugar favorito en el mundo cuando tengo tiempo y creo que es el momento. Escogí un sitio marítimo de la costa catalana, concretamente en el Baix Empordà. No por ser la típica niña pija con casa de veraneo en la costa, sino por las circunstancias que me llevaron a conocer mi lugar en la tierra. Por ese entonces, yo estaba enamorada, muy enamorada... solía pasear con mi amor por esos parajes tan espectaculares y hablábamos hasta que anochecía y si la llamada de nuestros instintos no llegaba, continuábamos hablando hasta el amanecer.

Es paradójico y estúpido, cuando vas a estos lugares repletos de tanta energía positiva, a llorar, a gritar lo infeliz que eres en algún momento. En mi opinión, creo que deberíamos prohibirnos a nosotros mismos ir a nuestros sitios favoritos cuando el desamor nos llama a la puerta, ya que entonces dejamos de tenerle el aprecio que le teníamos, porque la próxima vez no querremos subir debido a la energía negativa que le habremos dejado. Suerte tenemos del viento, que nos limpia el lugar, sin embargo, no nuestra memoria.

Yo sigo subiendo a l'Empordà, e intento peregrinar cada vez a mi punto de reflexión, ya que nunca he ido cuando estaba deprimida, para eso esta el sofá de tu casa o la desgraciada bicicleta estática del gimnasio. Soy persona de mil paranoias, aún así pienso, y me aferro a que aún me queda algo de cordura, y por lo tanto de racionalismo y sensatez.

Hoy, es uno de esos días en los que cogería mi fiel cuatro ruedas y subiría al far de Sant Sebastià, pero no voy a ir, ya que lo dejaría de color gris e inundado de lágrimas saladas. Por lo tanto, voy a seguir aquí, delante de mi ordenador, que ya de por si es gris, con esta terapia tan estupenda que es escribir, y diciendos a vosotros, que, por favor, cuidad y respetad vuestros sitios favoritos en el mundo, no vayáis con depresión, siempre con una sonrisa, devolviéndole la alegría y el bienestar que él siempre os ha transmitido.


Far de Sant Sebastià, Llafranc.

la terraza dónde suelo pensar

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El escote y sus versiones


Se dice que el escote es la gran arma de seducción de una mujer. Para poder lucir un buen escote la industria de la moda ha ido creando a lo largo de la historia distintos tipos de este. Desde el escote en pico hasta el provocador palabra de honor que deja los hombros al desnudo. Es obvio que las mujeres tenemos un arsenal entero a la hora de escoger qué tipo de escote vamos a lucir, sin embargo hay que tener en cuenta en qué situación vamos a usarlo y cual es el que mejor nos sienta.

En este punto quería una servidora llegar. Si tienes la gran suerte de tener el busto de Scarlett Johansson o los senos perfectos de Elsa Pataki, entonces claro está que debes lucir escote si seducir es tu intención, sin embargo, si has nacido con los pechos a lo modelo-decadente tipo Kate Moss, como es mi caso, es cuando aconsejo potenciar otra parte de tu cuerpo y hacerlo tu nuevo punto de mira.

Scarlett luciendo escote de Mango

Mi arma indudablemente es la espalda, el camino que parte de la nuca y se desliza hasta la intuición del trasero, es el sendero de seducción, a mi parecer, mas sexy y femenino que existe. Hace días que voy en busca y captura de un vestido o camiseta que muestre la espalda, no de un modo sutil donde se descubran los hombros, sino un gran escote de espalda, porque, a diferencia del escote delantero donde si es muy grande puede llegar a ser ordinario, en la espalda puedes exagerarlo más, ser atrevida sin pasarte del límite lumbar.



Nicole Kidman, fan de su espalda


 
Las noches de fiesta, los días señalados, una boda, fin de año... estas fechas son ideales para poner en escenario nuestro escote, ya sea el delantero o el trasero, con un vestido o con una camiseta, sea como sea vamos a sacar a flote nuestra sensualidad, una palabra que adoro, ya que es un mix entre ser sexy y ser elegante, el antónimo a la ordinariez, y ¿Cómo conseguirlo? Vistiendo inspirándote en la intuición de lo que hay debajo de la tela. Un claro ejemplo de lo que trato de explicar es la ropa de baño. El biquini deja mas cuerpo al descubierto y puede ser precioso, aun así, me considero una acérrima defensora del traje de baño, y no precisamente del que uso en mis clases de aquagym, al contrario, en mi mente dibujo un bañador blanco de TCN el cual cubre todo el torso pero deja los hombros y la espalda a la vista. Perfectos para las tardes de verano en la orilla del mar, con pamela incluida.


bañador de TCN, verano 2011

Las mujeres de hoy tenemos la suerte de estar liberadas de toda obligación social de vestir de un modo u otro, ya no pertenecemos a la corte de Luis XIV, dónde había un decreto que contenía como debía vestir toda cortesana si no quería ser juzgada por medio Versalles, por lo tanto, voy a seguir buscando mi escote de espalda para una noche de fin de año llena de esta sensualidad que tanto buscamos, pero siempre teniendo en mente la estrecha linea que hay entre lo sexy y lo vulgar.





impecable vestido de D&G