lunes, 14 de febrero de 2011

En invierno también hay puestas de sol

¿Habéis visto las propuestas de los grandes diseñadores para la nueva temporada? Este verano, llegan con fuerza las transparencias, los plisados, las mangas abullonadas y los vestidos vaporosos como el de Marylin Monroe en la película “con faldas y a lo loco”. Como cada verano, nos proponen vestir cual nubes blancas y ligeras para sufrir el mínimo calor y seducir al máximo. 

vestido vaporoso color nude de Chloé primavera-verano 2011


La estación mas cálida del año, aquella que todos deseamos que llegue lo antes posible para sacar a flote nuestra mejor cara, bronceada y alegre y lo mas importante, sin una huella de estrés. Me pregunto si tan hartos estamos de la rutina, si tanto deseamos un cálido y relajado verano, si la palabra vacaciones nos sube la adrenalina y el buen humor, ¿por qué no trasladarnos al verano eterno? Como bien sabemos, este reside en esa línea que parte la tierra en dos, allí podemos concertar con él una cita.

Sin embargo, no, los trópicos no están superpoblados y la mayor parte de la humanidad está concentrada en el hemisferio norte, donde abunda más el frío que el calor. Añadiendo también que las clases pudientes, aquellas que tienen suficiente poder adquisitivo para ir a vivir a tierras cálidas sin preocuparse por el dichoso trabajo, siguen teniendo su residencia principal en sitios fríos como París, Londres o Nueva York. ¿ somos los humanos masoquistas? Está claro que esta disertación es fruto de un duro invierno encerrada entre cuatro paredes, aunque bonitas, muy cansinas, pero, dejando de lado mi falta de objetividad, claro está que todos tendemos a trabajar multiplicado por mil, y descansar dividido por cero. Es decir, solo trabajamos.

Dicen que existen personas las cuales eligen la buena vida, son seres un tanto extraños, casi invisibles que deciden renunciar a 40 horas de trabajo semanal a cambio de 20 y una casa en una isla remota con palmeras y playa de arena blanca incluida. Dicen incluso que pescan sus propias langostas, a coste cero, por cierto. Se trata de gente no precisamente millonaria, sino aventureros inmunes a todo estereotipo occidental, que viven de un modo sencillo, no tienen un yate amarrado en la puerta de su casa, y seguramente se conforman con una pequeña cabaña, pero son libres, viven con poco, pero a cambio, viven. 

belleza, playa y calma


No hace falta, que una vez más describa en qué estructura económica y social hemos nacido, solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para comprobarlo, o mirarnos a nosotros mismos. El trabajo es casi obligatorio para la mayoría de mortales para poder vivir y no matarnos de hambre, pero, ¿hace falta que este llegue a destrozar familias? ¿es necesario perderse la puesta de sol y verla tan solo en agosto? En invierno también hay maravillosas puestas de sol, en invierno también sirven mojitos y podemos bailar a la luz de la luna. Solo hace falta creernos que solo nosotros podemos cambiar este círculo. Empezar a alquilar en vez de hipotecarnos hasta la nuca, decir NO a unos zapatos carísimos a cambio de un fin de semana bajo el sol de la toscana, solo así, liberándonos poco a poco de pequeñas cosas, podremos lucir en verano un tejido vaporoso y sentirnos libres y relajados, sin necesidad de fingirlo.