sábado, 2 de octubre de 2010

Mocasines rojos

Sábado noche, estoy en casa, ¡sorprendentemente!,  y más aún  para los que me conocen, estoy delante de mi portátil, un sábado a las 10 de la noche! Y no es precisamente para apuntarme  en el último momento a la lista de alguna discoteca, es porque no tengo plan alguno. Tan sólo contemplar mis nuevos mocasines rojos. Me planteo querer un hombre a mi lado, alguien especial para estas noches de soledad.
Mi vida, mi propia historia… se podría comparar con un electrocardiograma; subidas y bajadas, corazón a tope, corazón lento, corazón acomodado, corazón cobarde… y así una línea infinita dibujando una sierra de picos y valles.
Prácticamente desde que descubrí mi adicción a los hombres a los 14 años besando al chico mas guapo del instituto, no he parado nunca de conocer a hombres,  primero fueron “ yogurines”, ¡qué fantásticos ellos!,  con el pelo planchado hacia un lado, los pantalones por debajo del trasero y los polos Ralph Lauren ultra cortos  y con el cuello subido, eran la última tendencia, por no olvidar la mítica sudadera Rams 23 y los calzoncillos Calvin Klein a la vista! Las chicas de mi edad no podemos negar el hecho de haber suspirado en algún momento por estos niñitos encantadores, tan inocentes, tan tiernos! Pero de pronto,  un cambio de aires y una pequeña subida de humos por mi parte, hicieron que los yogurines supieran a caducados y estrené nuevo look con los universitarios. Ese género de hombre me robó el corazón. Para mi eran hombres con carpetas y bolígrafos, ¿su mejor momento? cuando estaban atentos a las palabras del señor decano, y tu desde el otro lado de la clase te los mirabas ajena a todo. Mi mundo estaba dedicado a ellos, los universitarios, a poder ser, altos, guapos y de Barcelona.
Sin embargo, el balance después de cuatro intensos años de carrera ha sido cero, un cero de color morado que te cae encima desde el cielo y te aplasta como el piano de cola al guapo George Clooney en el anuncio de Nespresso, what else? Eso es lo que yo me preguntaba ¿ Qué más después de los universitarios?  La respuesta fue una  jungla llena de depredadores dispuestos a vender sus cuerpos pero no sus almas, fantástico al principio pero trágico al cabo de tantos cuerpos.
El estudio de mi electro-vida-grama, me ha hecho caer en la cuenta de la ausencia de momentos de soledad, soledad positiva, es decir, aprender a estar conmigo misma, notar mi propia compañía. A lo mejor esto es lo que necesito, un sábado noche en casa, rodeada de libros como “el secreto”, “feng shui”, una película feminista y un vibrador en la mesita de noche. O a lo mejor no, ya que creo estar segura de que siempre es mejor la compañía humana, y por lo tanto voy a seguir con la búsqueda de ese alguien que, si no hoy, el día más recóndito,  me hará salir de casa y apartar mis miedos a estar sola, sola con mis mocasines rojos recién comprados.
Fantásticos mocasines de Victor & Rolf,
colección primavera-verano 2011.

4 comentarios:

  1. ;)dichosos hombres!!! mare meva...

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  2. eh, m'agrada, i sempre és millor la companyia humana, si... però qui no s'ha troba en la situació que descrius, no sap estar sol, i per tant, no se què és pitjor.

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